Un joven juega con un jilguero que tiene en las manos junto a un árbol, cuya esbelta línea ayuda a dar la impresión de verticalidad con la que Goya construye esta cotidiana composición.
Cartón para uno de los tapices del antedormitorio de los príncipes de Asturias. El extremado formato vertical implica que junto a El niño del árbol (P789) se situaba en una rinconera, junto a una puerta o ventana.