Una dama dirige su mirada a una pareja que permanece asomada a un muro. Detrás de ella, aparecen su acompañante, con espada militar, y un tercero y enigmático personaje. Una pareja sentada en segundo plano completa esta escena galante en los alrededores de una ciudad.
Goya presenta un tipo femenino como es la petimetra o coqueta dama acompañada del llamado cortejo, como se denominaba en el siglo XVIII al amante, y que contrasta con la condición de maja de las mujeres de otros cartones como en La acerolera (P782)
Forma parte del grupo de cartones para los tapices destinados al dormitorio de lo Príncipes del Palacio de El Pardo. El formato estrecho y alto indica que estaba destinado a una calle estrecha y lateral de la decoración del dormitorio, probablemente junto a una puerta o entreventana.