Cartón para tapiz de sobreventana con la figura de un majo tocando la guitarra, sobre un fondo de paisaje y otros tres personajes. El tapiz resultante estaba destinado al antedormitorio de los príncipes de Asturias (el futuro Carlos IV y su mujer María Luisa de Parma) en el Palacio de El Pardo de Madrid.
La actividad de Goya como pintor de cartones para tapices fue muy fructífera, destacando la riqueza de invenciones compositivas y el estudio de los diferentes tipos de personajes. Constituyen un importante análisis personal sobre la sociedad de su tiempo, y se han llegado a considerar precedentes directos de sus obras más tardías, donde la mordacidad del artista se convierte en característica de su producción, especialmente en los Caprichos.