La historia de la justicia del rey Salomón ejercía sobre el mundo del Barroco una fuerte atracción como ejemplo de sabiduría y buen gobierno. En esta escena vemos el momento preciso en que el monarca hebreo ordena partir al niño y repartirlo entre las dos presuntas madres. Aunque la obra fue ejecutada por un miembro no identificado del taller de Rubens, la representación de las emociones de las figuras, en especial las de la verdadera madre, y el conocimiento de la estatuaria clásica delatan los intereses artísticos del maestro. La obra no se documenta hasta 1746, cuando pertenecía a la colección de la reina Isabel Farnesio en Madrid.