El retrato, que está combinado con un imponente busto barroco de mármol de color, representa a Tito Flavio Domiciano, tercer y último emperador (81-96 d.C.) de la familia de los Flavios. El primer tipo de retrato creado, según las efigies en monedas, en el año 72 d.C., cuando el futuro Emperador e hijo del emperador Vespasiano tenía 21 años, está caracterizado por un peinado muy liso, con mechones largos y relativamente anchos, abombados y apenas subdivididos. La singularidad de esta cabeza consiste en que el peinado de la parte posterior tiene un estilo muy distinto. Los mechones son planos, más bien cortos y están contorneados y subdivididos como es típico en los retratos del emperador Nerón. A partir de comienzos del siglo I d.C. numerosos retratos de emperadores fueron sometidos a una reelaboración. Esto ocurría con frecuencia tras la muerte de un emperador impopular, cuando el Senado romano acordaba la "damnatio memoriae" de éste, es decir, la abolición de su memoria y la destrucción o remoción de sus retratos en lugares públicos (ej.: Calígula, Nerón y el mismo Domiciano). En muchos casos queda sólo la parte posterior del retrato como recuerdo de la cabellera del primer retrato. Los retratos de Domiciano tendrían el mismo destino que los de Nerón, puesto que también la memoria de Domiciano fue abolida del Senado y numerosos retratos suyos fueron reelaborados, algunos por segunda vez.