En 1814 Goya se dirige al regente, el cardenal don Luis de Borbón, proponiéndole la realización de obras que rememoraran hechos de la Guerra de la Independencia (1808-1812): "....para perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas acciones o escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa". Se representa aquí la revuelta del pueblo de Madrid el 2 de mayo de 1808, que atacó con navajas y cuchillos a los mamelucos, soldados turcos del ejército francés de Napoleón, que se llevaban a Francia a los hijos menores de Carlos IV y María Luisa, lo que determinó el comienzo de la Guerra de Independencia ese mismo día.
Junto a El 3 de mayo en Madrid: Los fusilamientos en la montaña del Príncipe Pío (P749), pudo decorar un arco de triunfo que adornara las calles de Madrid durante la entrada de Fernando VII, o se utilizó para la celebración conmemorativa del 2 de mayo.
En el lateral izquierdo se observan las huellas del accidente que el lienzo sufrió en 1937 en el traslado de los fondos del Museo, con destino a la Sociedad de Naciones en Ginebra, durante la Guerra Civil.