El anfiteatro Flavio de Roma fue popularmente conocido como el Coliseo por la colosal estatua de Nerón que había en sus inmediaciones. Robert, excelente conocedor de todo lo que la arqueología comenzaba a descubrir, otorga al edificio un encanto especial al enfatizar su carácter monumental, arruinado por el paso del tiempo, y opuesto al de los seres humanos, menudos y accesorios.
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