En contraposición a los retratos de otros príncipes de la casa julio-claudia, los retratos de Druso el Menor, el hijo mayor del emperador Tiberio, pueden ser identificados con relativa facilidad. Presentan una fisonomía inconfundible, que es reproducida con claridad en este retrato.
El perfil característico de Druso, que también puede reconocerse sin dificultad en monedas y gemas, presenta una frente baja y curvada hacia atrás, una gran nariz aguileña, un labio superior sobresaliente y un mentón robusto que parece desplazado hacia atrás. Las zonas de la nariz y del mentón son casi idénticas en los retratos de Tiberio, si bien estos presentan una frente alta y recta, así como un peinado algo diferente.
La similitud de los rasgos fisonómicos es, pues, una característica de familia. El realismo de la fisonomía constituye más bien un rasgo típico de los retratos elaborados en la época de la República que de los retratos de soberanos de los tiempos augústeos, época en que se adaptan los modelos clásicos. Si bien resulta evidente que la imagen augústea del soberano ha sido proseguida en los retratos de Tiberio y Druso, la fisonomía individualizada parece volver a enfatizar en mayor medida la tradición republicana.