Representa a don Fernando Girón, gobernador de Cádiz, dando instrucciones a sus subordinados para organizar la defensa de la ciudad, amenazada por la escuadra inglesa que aparece al fondo. Ese suceso, que tuvo lugar en 1625, fue una de las acciones bélicas elegidas para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro en Madrid, junto con otras encomendadas a pintores españoles como Velázquez, Maíno, Vicente Carducho o Pereda.
Es una obra importante y singular dentro de la carrera de Zurbarán, no sólo porque fue un encargo de la corte, sino también porque se trata de una de las escasas ocasiones en las que se acercó a un tema de la “historia civil”. El artista muestra algunas de las virtudes que le convierten en un punto de referencia de la historia de la pintura española de su tiempo, como su precisión retratística o su capacidad para reproducir de manera exacta y detallada una gran variedad de texturas.
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