Son poco frecuentes los temas de caza en la obra de Meléndez. En este caso, dos perdices de multicolor plumaje sirven de principio argumental a la composición, en primer término, junto a ellas, las cabezas y dientes de ajo, los paquetes de papel y las cebollas. En segundo plano, dos lebrillos de Alcorcón conteniendo tres platos de loza decorada, de la serie de la adormidera, probablemente talaverana o de Puente del Arzobispo. Se aprecia el método habitual en el pintor, oponiendo cuerpos diversos, tendiendo a valorar los volúmenes puros de aquellos de considerable tamaño con efecto casi arquitectónico.