La cabeza, actualmente combinada con un busto barroco de Dioniso, representa a un muchacho en actitud contemplativa, con la cabeza girada hacia la derecha y ligeramente inclinada hacia abajo. Su cabellera está ceñida por una corona de hiedra con dos grandes frutos (corimbos) encima de la frente. Los once orificios paralelos al zarcillo demuestran que la cabeza estaba además adornada con otra corona, tal vez de parra y uvas en bronce dorado.
No resulta fácil dar nombre al personaje representado. Las coronas de hiedra eran el tocado usual de Dioniso y su séquito. Sin embargo, el cabello corto en la nuca indica que no se trata ni de una ménade, ni de Ariadna, ni tampoco de Dioniso, pues éste lleva siempre una cinta y un peinado diferente. Más bien parece tratarse de una de esas estatuas de efebo con corona de hiedra que, a manera de "criados mudos", formaban parte de la suntuosa decoración de las villas de la clase alta, o también de un joven que, adornado con coronas, asiste a una fiesta ¿de Dioniso?.
El modo de trabajar el mármol es característico de las obras tardohelenísticas de finales del siglo II a. C. por lo tanto, esta cabeza, que hasta la fecha apenas ha merecido atención, es uno de los pocos originales griegos del Prado y debe datarse a finales del siglo II a.C.