Arqueta de tipo prismático y planta rectangular. Los lados se dividen mediante hermas en tres recuadros y los cortos en dos en los que se representan figuras echadas de mujeres desnudas: con cestos de frutas y perro, tocando el laúd y ciervo echado y con perro (repetidas delante y detrás), con águila que como de su mano y escudo y mirándose al espejo y escudo (repetidas en los laterales). Los basamentos llevan cabezas diversas, de las que falta una; entre ellos se repite un motivo de amorcillo, frutos y volutas. La tapa rectangular, que tiene cerradura, adorna su parte plana con cenefa que repite el motivo dicho de la zona baja; en su centro se levanta un pedestal de tipo troncopiramidal pero con paredes alabeadas que llevan adorno morisco y un sobrepuesto a cada lado de un mascarón y que remata en una figurita de perro sobra tapa corredera que deja al descubierto un pequeño espacio. Todo el interior de la caja está adornado a la morisca. En las cuatro esquinas, ocmo patas, cuatro figuras de leones echados.
Camps inventarió la obra como italiana del siglo XVI señalando que su función era la de guardajoyas y Camón escribió que el joyero era francés, quizá guiado por la colección Cottreau de donde indica que procede. La estructura de esta arqueta es muy parecida a la de Matthäus Wallbaum hecha en Augsburgo hacia 1590 (Residencia de Múnich), algo más grande que ésta y para guardar útiles de escritorio (SELING, nº 249), aunque la división se presenta con tres tarjetas sin soportes y las patas son de bola, al tiempo que hay claras diferencias ornamentales. En realidad, el modelo se inspira originariamente en dibujos de Francesco Salviati o de su órbita, con repercusión tanto en artífices de Roma como de Augsburgo. La obra ofrece una apariencia espectacular. Pero no hay duda que se trata de una pieza que se hizo hacia 1900 inspirándose en modelos manieristas d ela segunda mitad del siglo XVI. a nuestro entender, no se está copiando ninguna arqueta antigua con exactitud. Los relieves de las supuestas diosas se repiten en los frentes largos y en los cortos respectivamente, hecho inconcebible en obras antiguas. Además no es posible la identificación de las mujeres como tales diosas, pues no llevan atributos usuales y son figuraciones arbitrarias. También el motivo de los amorcillos aparece repetido en la tapa y en la parte baja de la caja, lo que carece de sentido en una caja del siglo XVI. Tanto los relieves citados como los elementos de soporte son de una tosquedad rara vez vista. En cambio, debemos elogiar la labor de adorno a la morisca que aparece tanto en la tapa como, sobre todo, en el interior de la arqueta. Es probable que el platero siguiera un modelo antiguo, pues no se detectan anomalías ni anacronismos como los que hay en el resto de la obra.
CAMÓN AZNAR, José. Guía Abreviada del Museo Lázaro Galdiano. Madrid: FLG, 1951. Pág. 35. CAMPS CAZORLA, Emilio. Inventario del Museo Lázaro Galdiano (1948-1950). CRUZ VALDOVINOS, José Manuel. Platería en la Fundación Lázaro Galdiano. Madrid: 2000. Pág. 348-350, nº 161. LÁZARO GALDIANO, José. La Colección Lázaro de Madrid. Segunda parte. Madrid: La España Moderna, 1927. Nº 1015; La Colección Lázaro de Madrid (Tomo I y II).