Retrato de Santa Bárbara de perfil sobre fondo negro, sujetando una torre, su símbolo, entre las manos.
Santa Bárbara, mártir cristiana del siglo III, fue encerrada en una torre y posteriormente decapitada por su padre Dióscoro como castigo por no querer casarse ni profesar el paganismo. Aunque suele representarse acompañada también de una espada y de la palma del martirio, en esta imagen el artista nos muestra a la santa casi desprovista de símbolos y vestida a la moda del siglo XVI.
Este cuadro es un ejemplo de la influencia del clasicismo de Correggio en la pintura de Parmigianino a partir de 1520, momento en el que ese llegó a Parma. Por tratarse de una obra temprana, se pueden observar diversos fallos en el dibujo de detalles anatómicos.
La pintura se cita en 1662 en la colección Muselli de Verona y en el Palacio de la Granja de San Ildefonso en 1746.
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