El tema, muy querido por los pintores sevillanos, alude a un episodio de la infancia de la Virgen transmitido a través de relatos apócrifos y ofrece a Murillo la posibilidad de incorporar en un mismo espacio pictórico varios niveles de realidad: por una parte, la realidad histórica trasladable al mundo cotidiano de una madre que ha dejado las labores de costura para enseñar a su hija; por otra, un espacio modelado a base de referencias arquitectónicas como columnas y balaustradas que sitúan la escena en un lugar indeterminado y en absoluto doméstico; en tercer lugar, un espacio alegórico formado por un rompimiento de gloria del que emergen dos ángeles que coronan de flores a la niña. La gran maestría del pintor consiste en haber logrado reunir de una forma natural y armónica los diferentes niveles de realidad.La flor de lis indica la pertenencia a la colección de la reina Isabel de Farnesio, gran coleccionista de la obra de Murillo.Procede de la Colección Real