Acusado falsamente de brujería, el santo, de rodillas y elevado del suelo, se lamenta ante la imagen de Cristo por sufrir por Él, aun siendo inocente, a lo que el Crucificado le responde: "¿Y yo, Pedro, qué mal hice?", como puede leerse en las dos inscripciones en latín, destacadas ante el paño de oro del fondo.
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