San José, sujetando una vara florida, está acompañado por el Niño Jesús que le ofrece una cesta con las herramientas de carpintero, oficio del santo.
El culto a San José fue especialmente favorecido por el Concilio de Trento, extendiéndose su devoción, especialmente en España, y protagonizando numerosas pinturas.
La técnica empleada en el cuadro, con destacados claroscuros que sólo iluminan los detalles más importantes de la composición, denota la influencia del pintor italiano Caravaggio.
Esta obra fue salvada del incendio del Alcázar de Madrid de 1734, y aparece en los inventarios de 1747, 1772 y 1794 del Nuevo Palacio Real construido en su lugar.
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