Goya expresa la elevada jerarquía de la composición por el mayor tamaño de las figuras con relación a su pareja: Tobías y el ángel(P7856).
La escena tiene lugar en el austero taller de carpintería de San José, por las virutas de madera caídas en el suelo. La Virgen y San José, éste con su vara florecida, meditan tristemente sobre el destino del Niño, que sostiene en sus manos una cruz de madera, anuncio de su muerte. La luz, observada con gran naturalismo, procede aquí del Niño y de su Madre, inundando la habitación en sombra. La composición se ordena con el rigor del Neoclasicismo imperante, al que Goya no fue ajeno en estos años.
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