Varios caballeros, vestidos a la moda del reinado de Carlos IV, se reúnen junto a una jauría de perros y varios lacayos frente al Palacio del marqués de Dos Aguas en Valencia.
La técnica pictórica empleada por Domingo, a base de cortas y esquemáticas pinceladas que modelan las figuras, otorga una gran luminosidad y expresividad colorista al conjunto de la composición. Este tipo de obras, pequeñas y vivas, tuvieron especialmente buena aceptación entre la burguesía adinerada contemporánea al pintor.
La portada del edificio se encuentra entre las grandes maravillas arquitectónicas del siglo XVIII español. En la parte inferior, la única visible en esta obra, resaltan las figuras en alabastro de dos atlantes o ríos con dos ánforas a sus pies, que aluden al título del Marqués. Las esculturas fueron obra de Ignacio Vergara (1715-1776), bajo la dirección de Hipólito Rovira (h.1693-1763).
Esta obra fue adquirida a Roberto Domingo Fallola, hijo del pintor, por Real Orden de 10 de septiembre de 1920 para el desaparecido Museo de Arte Moderno.