Paisaje de la orilla del río Manzanares con la silueta de Madrid al fondo, donde pueden identificarse algunos de los edificios más significativos, como la cúpula de San Francisco el Grande. En primer término, la figura de un hombre con un grupo de vacas.
La gama de colores pardos utilizada y el tipo de pincelada empleada revelan la influencia de su maestro Carlos de Haes y de la pintura al aire libre cultivada por los pintores franceses.
Esta obra fue adquirida al autor para el Museo del Prado por el Estado en 1878. Tras pasar por el desaparecido Museo de Arte Moderno, reingresó en el Museo del Prado en 1981.
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