El suceso arranca cuando el héroe recibe de su esposa, Deyanira, una camisa envenenada que le había entregado el centauro Neso con el pretexto de que, utilizada por Hércules, convertiría en aborrecibles a sus ojos al resto de las mujeres. La túnica, que le provocó un intenso dolor al entrar en contacto con su piel, acabó por estallar en llamas, abrasándole. Se insiste así en la cuestión de la legitimidad dinástica, que queda reforzada al evocar el ritual de la apoteosis a través del cual el semidiós, y en consecuencia el rey, alcanzarán la inmortalidad.Formó parte de la serie de lienzos sobre los trabajos de Hércules que realizó Zurbarán para la decoración del Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.