Se trata de un "cartón" para tablero de marquetería en piedras duras, que corresponde a los trabajos previos, a modo de boceto, para una de las mesas realizadas con esta técnica existentes en el Museo Nacional del Prado. Esta obra forma parte de una serie de seis (o de ocho, si se incluyen otras dos mesas parecidas) que se elaboraron en el Real Laboratorio de Piedras Duras del Buen Retiro, fundado por Carlos III en 1759. Los trabajos definitivos en piedras duras mantienen una estrecha relación con estos curiosos cuadros a los que siguen muy de cerca, alterando únicamente algunos detalles. Su estado de conservación es excelente, pudiéndose apreciar la genialidad de su autor, artista multiforme que acometió infinidad de tareas al servicio de la Corte de España durante casi medio siglo. Esta serie posee una gran importancia para el Museo, tanto por su rareza y valor artístico como por existir en él las magníficas mesas a las cuales dieron lugar. Los dos cuadros restantes, se encuentran en sendas colecciones privadas.