La Magdalena penitente de Giordano ilustra sobre las dudas que sus imitaciones suscitaron en épocas diversas. A pesar de que ingresó en la Colección Real en el siglo XVIII con la atribución correcta, muy pronto fue citada como obra de Ribera, Murillo y otros, hasta que a mediados de 1950 fuera restituida al artista napolitano. Giordano imita el ambiente cerrado, oscuro y desértico del maestro valenciano; la actitud meditativa de la santa, la técnica suelta y empastada, los colores terrosos, las carnaciones sobre preparación oscura y las llamativas superficies color carmín de las vestiduras, que remiten al momento de máximo venecianismo del maestro español. Giordano muestra aquí su visión de Ribera, con quien pudo formarse, añadiendo influencias de otros artistas como Andrea Vaccaro, de quien toma el rostro de aspecto ensoñador.