La Virgen María sostiene al Niño Jesús flanqueada por un ángel, a la derecha, y por San Mateo, a la izquierda. En el paisaje de fondo nos muestra una escena de los Evangelios Apócrifos (Protoevangelio de Santiago), Santa Isabel y San Juan Bautista niño huyendo de la Matanza de los Inocentes.
La presencia de San Mateo en la composición responde a la condición de banquero del personaje que encargó la obra, Lorenzo di Bernardo Jacopi. El santo es considerado patrono de este gremio por su condición de publicano, recaudador de tributos, del Imperio Romano hasta que fue llamado al apostolado por Cristo (Mateo 9, 9).
La obra perteneció a la Colección Real desde tiempos de Felipe IV (1605-1665). En 1819 ingresó en el Museo del Prado procedente del Monasterio de El Escorial.