El cuadro está firmado con iniciales y fechado en 1631, siete años antes de la muerte de su autor, que fue uno de los pintores más influyentes y prolíficos que trabajaron en Madrid en las primeras décadas del siglo XVII. Era de origen florentino y a lo largo de toda su carrera se mostró apegado a un estilo clascista, de gran claridad narrativa, del que es espléndido ejemplo este cuadro, una de sus composiciones más bellas y equilibradas, que muestra a la Sagrada Familia acompañada de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen. El pintor ha cuidado mucho la expresión, pero también los detalles, como demuestra la cesta de frutas o los útiles de labor del primer término, que constituyen espléndidos ejemplos de naturaleza muerta. Carducho no sólo difundió el clasicismo a través de sus obras, sino que lo hizo también mediante sus Diálogos de la Pintura (1633), un tratado artístico de gran interés.
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