De historia desconocida hasta 1759, se tuvo a partir de esta fecha como ejemplo paradigmático de las imitaciones giordanescas, asumiendo que en ella se encuentra toda la pericia del pintor y también todas sus limitaciones. Resulta difícil deducir las intenciones de su autor, si simplemente trató de llamar la atención sobre su pericia o si, por el contrario, trató de pasar su pintura como original de Rafael. La existencia del monograma de este artista en la piedra situada a la derecha de la composición, permite sospechar su voluntad de engañar al posible comprador.
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