Las pinturas murales que decoraron la casa de Goya conocida como la “Quinta del Sordo”, se han popularizado con el título de Pinturas Negras por el uso que en ellas se hace de los pigmentos oscuros y negros y también por lo sombrío de los temas. El carácter privado e íntimo de esta casa, hizo que el artista se expresara en estas obras con gran libertad. Pintadas directamente sobre los muros, la técnica empleada debió de ser mixta, pues los análisis químicos revelan el empleo de aceites en su composición.
Todas las pinturas fueron mandadas trasladar a lienzo por el barón Émile d'Erlanger, quien adquirió la Quinta en 1873. Las obras sufrieron enormemente con este traslado, perdiendo gran cantidad de capa pictórica en el proceso. Finalmente el Barón donó las pinturas al Estado, siendo destinadas al Museo del Prado, donde se exponen desde 1889.
Esta obra ocupaba en la sala de la planta baja de la casa de Goya el muro enfrentado a El gran cabrón o Aquelarre (P761). La descripción de Brugada relaciona esta “romería” con la Fiesta de San Isidro en Madrid, que Goya había pintado en el alegre boceto de su juventud titulado La pradera de San Isidro (P750). El artista utiliza ahora el tema de la romería para expresar las supersticiones e ignorancia del pueblo.
La casa, donde habitaba el artista, estaba situada en una zona de Madrid muy cercana a la ermita del santo. Aquí, el paisaje del fondo es desolador, pero el caserío en la parte derecha de la composición indica que la escena tiene lugar cerca de un pueblo o ciudad. Tiene numerosos repintes de Martínez Cubells, especialmente en los rostros de algunas figuras.
Estas obras, a pesar de las múltiples explicaciones ofrecidas por historiadores del arte, siguen siendo misteriosas y enigmáticas, sin embargo, presentan muchos de los problemas estéticos y de las preocupaciones morales que aparecen en las obras de Goya.
Las pinturas murales de la Quinta del Sordo (Pinturas Negras) han sido determinantes en la valoración del pintor aragonés en el mundo actual. Los artistas del Expresionismo alemán y del Surrealismo, o los representantes de otros movimientos artísticos contemporáneos, así como el mundo de la literatura e incluso del cine, han visto en esta serie de composiciones de Goya viejo, aislado en su mundo y creando con absoluta libertad, el origen del arte moderno.
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