Cristo aparece en la Cruz, flanqueado por dos ángeles y con la Virgen y San Juan a un lado y las tres Marías al otro. Al fondo, el pintor representa a Jerusalén como una ciudad flamenca.
El autor de este cuadro sigue la Crucifixión de Rogier van der Weyden (Viena, Kunsthistorisches Museum), salvo en las figuras de la Magdalena y las dos Marías a la derecha de la tabla, que sustituyen a los donantes que Weyden incorporó en esta parte del cuadro.
La proximidad que este artista mantuvo respecto a Rogier van der Weyden en ésta y otras obras que se le adscriben ha permitido identificarle a modo de hipótesis con su hijo, Pieter van der Weyden.
En las Marías se observan las características habituales del llamado Maestro de la Leyenda de Santa Catalina, con figuras de dibujo duro y rostros de ojos rasgados.
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