Es el primer paso de la narración, en el que Giordano muestra el fragor de la batalla sin mostrar verdadero interés por la ambientación topográfica o la estrategia bélica. Lo que le interesó fue la violencia de la lucha, la confusión provocada por el avance de las tropas españolas y la huida desordenada de los franceses, que escapan en la parte derecha de la composición. La ausencia de referencias concretas puede entenderse si se observa su disposición en la caja de la escalera del monasterio, donde aparece seguida por la escena El sitio de San Quintín, que incorpora suficiente información para ubicar la batalla.
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