Cuerpo ovoide, cuello ancho y corto, asa de cordón y base plana. Pico vertedera, anillo de apoyo evidente al exterior. Esmalte lechoso. Uno de los lados está decorado en tonos azules sobre fondo vidriado blanco con el escudo de la Orden de Santo Domingo, en cuyo interior aparece una cruz de brazos florenzanos, coronado y rodeado de hojas de acanto. En la parte superior de la pieza, encima del escudo, aparece una inscripción.
Se incluye dentro de la serie heráldica barroca, tan prolífica durante el siglo XVIII. Los conventos a partir del siglo XVI solicitaron gran variedad de productos a los alfareros talaveranos, útiles unos y con carácter religioso-simbólico otros. Es una vajilla muy adecuada a funciones concretas. Lo que mejor la define es el hecho de presentar elementos que la vinculan a un ámbito religioso como los escudos de la orden religiosa a la que pertenecen, lo que les confiere un valor documental añadido. Ejemplos similares aparecen en la pintura de bodegones como el Bodegón con ciruelas, brevas y pan de Luís Meléndez, en el Museo Nacional del Prado.
Las hojas de acanto que rodean el escudo y que presentan lóbulos sobre su perfil exterior son comunes en el último tercio del siglo XVIII.
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