Florero de opalina de la Real Fábrica de Cristales de La Granja, perteneciente al periodo clasicista (1787-1810), durante el cual la decoración esmaltada, generalmente combinada con decoración dorada a fuego, consistente en filetes, letreros, estrellitas o pequeños ramos se aplicaba sobre vidrio blanco de leche a imitación de la porcelana extremo oriental. La decoración floral y de frutas naturalista constituyó uno de los temas recurrentes, como en esta pieza, cuyo cuerpo se halla decorado con motivos frutales y florales, además de una cenefa esmaltada en la moldura del cuello y filete dorado perfilando el labio. Esta tipología de floreros, de pie circular con base cónica aplicada, cuerpo periforme, dos asas verticales pinzadas, moldura que separa el cuerpo del cuello y boca exvasada, fue muy común en este periodo.
Perteneciente al periodo clasicista de la Real Fábrica de Cristales de La Granja (1787-1810), durante el cual la decoración esmaltada, generalmente combinada con decoración dorada a fuego, consistente en filetes, letreros, estrellitas o pequeños ramos se aplicaba sobre vidrio blanco de leche a imitación de la porcelana extremo oriental. La decoración floral y de frutas naturalista constituyó uno de los temas recurrentes acompañadas de filetes dorados sobre los bordes de los recipientes a semejanza de las piezas de porcelana.
En este periodo resulta muy común esta tipología de floreros-violeteros, de pequeño tamaño, con doble asa y pequeño pinzamiento en forma de apéndice en su parte superior, que por lo general muestran perfiles cóncavo-convexos, incorporando molduras que diferencian o separan cuellos y bases.