Escritorio de madera de teca que presenta como característica principal una fina talla en bajorelieve de tipo figurativo ( parejas de aves, localizadas en los frontales derecho e izquierdo y en el panel superior) y vegetal ( decoración profusa de estilizados tallos que se enroscan formado círculos de los que penden hojas de diferentes tamaños y formas). Todo ello está lacado en color negro y dorado encima. El oro al ser en polvo y ser aplicado en finas capas deja transparentarse la laca negra, lo que produce un efecto óptico y unos contrastes muy conseguidos. En la parte exterior de la tapa se encuentran varios elementos de hierrro: las bisagras, el bocallave y dos tiradores de tijera que facilitan la apertura del escritorio. Éstos últimos se hallan también presentes (aunque de un tamaño más reducido) en cada uno de los cajones.Una vez abierto, el escritorio presenta un frente de cajones. Tres en cada fila, siendo de dimensiones idénticas en las dos filas superiores y un poco mayor el del centro en la fila inferior. Todos ellos y los entrepaños, presentan el mismo dorado con decoración de tipo vegetal-figurativo. En algunos de los huecos que alojan las gavetas, así como en dos de ellas, se observan símbolos orientales realizados con tinta china negra. El interior de la tapa tiene restos de laca y una policromía en tono rojizo, enmarcados por el dorado con decoraciones, mencionado anteriormente (RESCON, Conservación y Restauración).
Escritorio que presenta una tapa frontal abatible. El frente presenta dos cajones con tiradores en forma de tijera. Tres bisagras de refuerzo en su parte inferior, de las que actualmente falta una. Su interior se divide en tres hileras horizontales, con cuatro cajones, estando huecos los cinco cajones restantes.
Tala en bajorrelieve en el exterior y en el interior (cajones, entrepaños y tapa), con motivos vegetales que forman frisos. Dentro de estos motivos se incluyen figuras de animales cuyos cuerpos dibujan una S. En el panel superior hay dos figuras de animales fantásticos, de perfil y en los laterales, dos aves enfrentadas, con el hom o árbol de la vida como eje organizador de simetría. En el interior de la tapa frontal se repite el mismo motivo decorativo vegetal, distribuido a modo de cenefa (Cat.: Pérez Mateo, Soledad. 3-07-2007)
Se trata de un escritorio de origen indo-portugués del siglo XVI. El principal objetivo de los portugueses en la India del siglo XVI, era conseguir especias y todo tipo de mercancías lucrativas, así como la propagación de la fe católica. La conjugación de todos estos elementos hizo que surgiera el mobiliario indo-portugués.
A medida que los europeos (órdenes religiosas, comerciantes, etc.) se instalaban en Oriente, se hacían necesarios los objetos de uso doméstico, que eran llevados desde la metrópoli y reinterpretados en las tierras de destino. Entre todos estos objetos (bordados, tallas, joyas...) destacaba ciertamente, el mobiliario que reflejó el llamado arte indo-portugués. Dicho arte, se caracterizaba por el predominio de las formas simétricas, sobrecargo de los ornamentos, uso de figuras, animales y vegetales, simbología, mitología y arte hindú y budista... aunque también estaba influenciado, en menor grado, por la religión cristiana. Los escritorios fueron los muebles más apreciados en el Oriente portugués y se copiaban de los procedentes de la metrópoli (tanto portugueses como del resto de Europa). Esta tipología europea, se ornaba con una talla precisa, fina y exótica, siendo los motivos, la mezcla de animales y vegetales característicos de la zona. Aquellos más ricos se revestían de lacas negras y rojas y se cubrían, para aportar más riqueza con un polvo de oro fino que dejaba entrever los colores de las lacas. Los artesanos indígenas eran hábiles en la talla y uso de materiales como: madreperla, carey, marfil, piedras duras y preciosas, etc. Se realizaban obras de arte exóticas de gran éxito en Europa, Felipe II de España y I de Portugal apreció mucho este tipo de escritorios orientales. Los elementos preciosos y decorativos de los que hemos hablado, se fueron perdiendo con el paso del tiempo, quedando apenas escritorios y arcas de madera tallada y lacada del siglo XVI.
Las bisagras y la cerradura pertenecen a una época posterior (RESCON, Conservación y Restauración).
Como señala Aguiló, la decoración de enrolamientos o líneas ondulantes es muy frecuente en el arte indoportugués. Esta decoración geométrica curvilínea está presente en algunos trabajos de cuero como un cofrecillo del Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid (Inv 335) y se mantiene a lo largo de todo el siglo XVII. En el fondo de dos de las gavetas, en tono rojizo, aparece dibujada una composición de tallos ondulantes y aves con alas explayadas, con claras influencias del Extremo Oriente. Por el contrario, el abigarramiento decorativo del exterior es más propio del arte hindú. Autores como Codrington y Edwards han demostrado que, en el mobiliario indoportugués, las formas y técnicas (ensambles, soportes e incrustación) son occidentales y se adaptan a los sistemas constructivos y decorativos orientales. Como los bargueños españoles, éste también consta de dos partes, la superior de las cuales dispone de tiradores por dos de los lados. En el interior de las gavetas aparecen algunos símbolos orientales, dibujados a tinta china, que posiblemente aludan al lugar de producción o sea una marca de taller.
El oro, al ser aplicado en finas capas, deja traslucir la laca negra, produciendo unos contrastes pictóricos acusados. La calidad de su madera, de teca y de su decoración la hacen una obra de gran interés. Los muebles indoportugueses fueron unos de los más apreciados en el Oriente portugués, revestidos de lacas y polvo de oro fino. Las piezas orientales siempre fueron, desde la Edad Media, obras muy cotizadas por el mercado europeo. En 1498 Vasco de Gama abrió una nueva ruta para el comercio marítimo con la India que, poco después, controlaron los portugueses establecidos en los puertos de Cochin, Malaca y Goa. Esta presencia portuguesa en la India dio lugar al arte indoportugués, cuyas obras manifiestan el encuentro entre dos mundos y un gusto por los productos de origen exótico dentro de la sociedad contemporánea. Los muebles indoportugueses se realizaron posiblemente en la colonia portuguesa de Goa, en el sureste asiático. Elaborados con maderas preciosas y decoradas en estilos poco frecuentes, son los muebles más lujosos de los siglo XVII y XVIII aunque los elementos preciosos (lacas, polvo de oro, madreperla, carey, marfil o piedras duras) se van perdiendo con el paso del tiempo. Destaca su talla precisa y los motivos figurativos, animales y vegetales característicos de la zona (Cat.: Pérez Mateo, Soledad. 3-07-2007).
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