En septiembre de 1867, Raimundo de Madrazo deja París momentaneamente para acudir en Madrid a la boda de su hermana Cecilia con Mariano Fortuny. Una vez en España, prolongaría su estancia durante un año, aprovechando la primavera de 1868 para viajar a Andalucía. En Sevilla se dedicó a realizar algunos paisajes de pequeño formato, que se podrían calificar de "caprichos de autor", entre los que se hallaría la presente obra.La escena está ambientada en el entorno de la Catedral de Sevilla, y en concreto en el patio ubicado frente a la denominada Puerta de San Miguel o del Nacimiento, ante la que se alzaba el hoy desaparecido Colegio de San Miguel, en el que se educaban los cantores de la Catedral. A la derecha de la composición se aprecia la fachada del patio de dicho Colegio, semioculta por las plantas trepadoras y proyectando la luz del mediodía sevillano, en fuerte contraste con la sombra que cubre el propio patio, bajo cuyo resguardo juegan los niños en primer término, quienes, con su presencia anecdótica, humanizan el paisaje. Tratada con una exquisita sensibilidad, no deja de sorprender que Raimundo de Madrazo alcance en esta tabla una gran cercanía a la gama cromática, a la temática y a la técnica minuciosa de su amigo Martín Rico. En esta ocasión nos acerca a un universo detallista, descriptivo, de toque certero, que evidencia su maestría técnica, aún cuando desarrolla una temática , en cierto sentido, un tanto alejada de la producción artística que le grangeó un destacado protagonismo.
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