Busto colosal compuesto por una cabeza antigua de mármol blanco y un busto del siglo XVII. La cabeza es copia fiel de un original conservado en el Museo Vaticano y está bastante restaurada. En cuanto al torso, ha sido realizado con una estructura de "tufo" sobre la que se han aplicado placas de mármol de varios colores, para distinguir las distintas prendas que componen el atuendo: la coraza es de "nero antico", la fíbula de mármol blanco, y las ptériges y el paludamento están hechos con placas de diferentes alabastros y alguna pieza de "lumachella". La peana es de mármol blanco con leves vetas grises. La iconografía de Antonino Pío (86-161 d.C.) ha sido de las más estables entre las de los emperadores romanos. Su retrato oficial, establecido cuando asumió el poder en el 138 d.C., se mantuvo casi sin variaciones a lo largo de los veintitrés años que duró su reinado. Esta homogeneidad en sus representaciones hace que sea necesario recurrir a un análisis minucioso del trabajo en mármol, si queremos datar estas piezas con precisión. En el caso de la cabeza del Museo, Schröder ha observado que el tratamiento del cabello anticipa algunos rasgos de los retratos del Marco Aurelio joven, lo que le ha llevado a datar la obra entre el 140 y el 150 d.C. En cuanto al origen de este busto, que Blanco dio como procedente del Alcázar, hoy sabemos con seguridad que perteneció a la colección que Felipe V reunió en La Granja, gracias a la marca de propiedad descubierta sobre el hombro de la figura. El alabastro, conocido como "onyx" en la antigüedad, era material muy apreciado por los egipcios, quienes lo extraían de varias canteras a lo largo del Valle del Nilo. Otros yacimientos se encontraban en Argelia, Túnez o Asia Menor.
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