Un muchacho aparece tendido en la tierra boca abajo, coronado por unas hojas de parra como si del dios Baco se tratase, aportando esa nota mitológica que desarrolló en parte de su producción, influenciado por su periodo italiano.
En el desnudo queda patente también la importancia que la luz tuvo en muchas de las pinturas del artista, visible en este caso, en el efecto reverberante del paño blanco que cubre las piernas del muchacho.
Fue adquirido para el Museo de Arte Moderno en 1957 junto a otras obras del artista.
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