El artista, como era habitual en sus esculturas, talló la obra directamente del bloque marmóreo, del que la figura emerge con suavidad, con contornos elegantemente curvos, intentando conectar con el espectador en el sentimiento, con una clara evocación a la obra de Rodin, sobre todo en el modelado. Delicada, lánguida y misteriosa, la obra muestra un exquisito tratamiento del cuerpo humano, un desnudo femenino perfecto, que evitando mostrar el rostro, transmite la resignación, la desesperación y el desconsuelo.
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