Vaso compuesto por cinco piezas de cristal de roca y seis guarniciones de plata dorada, que recrean la figura de un delfín. La concha que sirve de recipiente descansa en la cabeza del delfín, con la cola enhiesta. Decoración grabada de ramos y bichas. La guarnición del pie, que era de plata dorada con treinta y dos piezas de lapislázuli, fue robada en 1918 y puede aún verse en la fotografía de Laurent (1890). Esta obra forma parte de la herencia recibida por el rey Felipe V (1683-1746) a la muerte de su padre, el Gran Delfín, en 1712.
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