Placa rectangular de bronce dorado. En ella se representa la Crucifixión, con la Virgen y San Juan al pie de la cruz. Ángeles volantes recogen en cálices la santa sangre que brota de manos y costados de Cristo. Fechada entre los siglos XVI y XVII, podría tratarse de una producción flamenca. Estas placas de iconografía religiosa son muy populares en la devoción española. Generalmente se usaban como cuadros de devoción, llevando en ocasiones una anilla para ser colgados. Es frecuente también su utilización como portapaces, para lo que se adaptan a un encuadramiento metálico con asa en el reverso. Otras veces, sobre todo en Italia, se utilizaban como aplicaciones en muebles. Aunque muchas son originales, otras reproducen obras maestras de pintura, grabado y escultura. En ellas se puede advertir un reflejo de los grandes maestros, a veces casi literalmente copiados.