Cristo es representado como Salvador del Mundo, bendiciendo a la humanidad, entre San Juan y la Virgen, que se giran hacia él. Las tres figuras, de medio cuerpo, se sitúan bajo unos arcos de complicada tracería gótica. En el centro se abre una claraboya circular por la que asoma un ángel cantor.
Es copia libre de las mismas figuras del Políptico del Cordero Místico de Jan y Hubert van Eyck de la Catedral de San Bavón en Gante. Las cabezas están dibujadas sobre hojas de papel pegadas a la tabla y después pintadas. El San Juan es, con su elocuente gestualidad, el que más se aleja del modelo original.
Las complejas arquitecturas permiten fechar la obra en la década de 1510, tras la vuelta del pintor de Roma.
Perteneció a Felipe II, quien lo envió a El Escorial en 1584.
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