Eduardo Chillida Juantegui fue un escultor español. Nacido el 10 de enero de 1924. A los 18 años de edad, en 1942, comienza sus estudios para preparar el ingreso a la Escuela Técnica Superior de Arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid. En pocos años decidió abandonar el ingreso a los estudios de Arquitectura. El escultor jugó en la Real Sociedad durante la temporada 1942-43, en la que el club donostiarra militaba en Segunda División. Eduardo Chillida era el portero titular del equipo, al tiempo que su padre, Pedro Chillida, presidía el club (lo hizo de 1942 a 1945). Chillida llegó a jugar catorce partidos como titular –todos los de la temporada regular-, en los que encajó dieciséis goles. Una lesión en la rodilla le obligó a dejar el fútbol prematuramente esa misma temporada, cuando todavía contaba con 19 años de edad. Fue más tarde cuando empezó a dibujar en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Durante este tiempo se familiariza con el dibujo al natural. Es en este momento en Madrid donde realiza sus primeras piezas escultóricas. Se traslada posteriormente a París donde su obra comienza a tomar cuerpo. Efectúa sus primeras esculturas en yeso. En estos años comienza su rivalidad con el escultor Jorge Oteiza, ambos con una obra vinculada en la tradición constructivista, pese a trabajar cada uno con temáticas parcialmente diferentes. Jorge Oteiza acusó a Eduardo Chillida de plagiar sus obras. Las acusaciones de Oteiza se plasmaron en La ley de los cambios. Libro de los plagios (1991), obra en la que lo que más lamentaba era el hecho de que Chillida no aceptara la influencia de la escuela vasca. Los dos escultores hicieron las paces en 1997 en Chillida Leku. En 1951 el regresa definitivamente a San Sebastián. Chillida realiza su primera pieza en hierro, Ilarik, material que utilizará a lo largo de toda su vida. Defendió la obra pública como mecanismo para garantizar un acceso a su obra en lugar de la realización de obras de arte en serie. Algunas de sus obras más conocidas no sólo se encuentran en espacios públicos, sino que forman parte intrínseca de él; como el Peine de los Vientos en San Sebastián o el monumental es Elogio del Horizonte en Gijón. Sus últimos años de vida sufrió la enfermedad de Alzheimer. El 19 de agosto de 2002 falleció en su casa del Monte Igueldo en San Sebastián.