Tres niños desnudos, tendidos boca abajo se divierten en una playa, disfrutando de los últimos coletazos de las tranquilas olas.
Sorolla conjuga en esta pintura dos temas que fueron objeto de su atención en numerosas ocasiones: los niños y la playa. Estas escenas cargadas de luz marcaron definitivamente la estética que hizo tan popular al artista. El color abordado con un exquisito análisis es otra de las características de sus pinturas de exteriores, y en este ejemplo sobresale el pelo rubio del chico en el centro de la composición, cuyo color se confunde con el de la cálida arena. La pincelada larga y jugosa, construye la pintura con tintas de gran expresividad.