Cabeza tallada en "bigio morato", que se muestra rota en dos partes verticalmente. La restauración exigió varios añadidos, tanto en el remate de varios bucles como en la parte superior de la cabeza, donde se aprecia una pieza de mármol grisáceo relativamente bien disimulada. Los ojos, realizados por incrustación, son de mármol blanco con pupilas en "nero antico". La peana es de mármol blanco con vetas grises. La identificación del personaje ha oscilado mucho hasta hoy. Es posible que corresponda a una "testa di Séneca di pietra paragone" citada en el inventario de Cristina de Suecia (num.82), pero después perdemos su pista hasta hallarla en La Granja a mediados del siglo XVII; aparece en el Cuaderno de Ajello (dibujo 53)
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Cabeza tallada en "bigio morato", que se muestra rota en dos partes verticalmente. La restauración exigió varios añadidos, tanto en el remate de varios bucles como en la parte superior de la cabeza, donde se aprecia una pieza de mármol grisáceo relativamente bien disimulada. Los ojos, realizados por incrustación, son de mármol blanco con pupilas en "nero antico". La peana es de mármol blanco con vetas grises. La identificación del personaje ha oscilado mucho hasta hoy. Es posible que corresponda a una "testa di Séneca di pietra paragone" citada en el inventario de Cristina de Suecia (num.82), pero después perdemos su pista hasta hallarla en La Granja a mediados del siglo XVII; aparece en el Cuaderno de Ajello (dibujo 53) y en los inventarios de Carlos III. Ya en Madrid, pasa a ser "Júpiter" en el inventario del Prado de 1849-57, mientras que Hübner duda entre este dios y Plutón. B. Vicens en sus comentarios manuscritos al Cuaderno de Ajello, se aproxima más, al dudar entre "Serapis" y "Baco indio"; pero Barrón prefiere seguir a Hübner. Blanco establece la identificación correcta: dios grecoegipcio según su iconografía romana, creada en la época de Adriano (117-138 d.C.) El mármol "bigio morado" puede tener vetas blancas, por lo que recibe el nombre de "bianco e nero d´Egitto"; sin embargo, se ignora la localización de sus canteras. Lo cierto es que fue muy usado en esculturas durante el siglo II d.C. y en especial en la época de Adriano y en su villa de Tívoli.
