Se trata de un bodegón fundamentalmente de aves que semeja presentado en un escenario de cocina; la figura principal es un gran pato colgado, al lado de otros dos volátiles que comparten su colocación. La mayor reposa en gran parte sobre una mesa rústica o tabla, al lado de otras piezas; en segundo término un cesto colmado de pescados, con algunos al pie, aporta gracias a su presencia una mayor coherencia espacial. El fondo es una piedra tosca de tonalidades neutras que ofrecen el convenienterespaldo oscuro para que los motivos enunciados resalten adecuadamente según el deseo de verosimilitud del artista.La ejecución es pausada y sólida con cierto gusto por evidenciar los pormenores aunque sin caer en la precisión minuciosa, al modo miniaturista; resulta característica de las naturalezas muertas de transición del siglo XVIII al XIX, cuando el recuerdo de Meléndez continua influyendo, aunque aquí parezcan existir reminiscencias de las composiciones más tradicionales del Siglo de Oro.
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