A medida que avanzó el siglo XVII el bodegón fue adquiriendo un progresivo desarrollo en España, lo que se relaciona con la extensión del gusto por la pintura y por los nuevos géneros de representación entre sectores cada vez más amplios de la población. En respuesta a una mayor demanda hubo cada vez más artistas que se dedicaron a este género, y aparecieron incluso especialistas en algunas de sus variantes, como la pintura de flores. A uno de esos pintores se debe este bodegón, firmado en 1667 por "Felipe", de quien se ha sugerido que se trata de Gabriel Felipe de Ochoa, un pintor oscuro activo a mediados del siglo XVII.