Junto a la copa Roemer, figuran también otras copas habituales en esta tipología de "bodegones monocromos", como son la copa tipo Berkemeier, volcada y rota; la delicada copa a la façon de Venise, entonces de moda y fabricada también en Holanda; y los platos de peltre. Pero, además, aparece un vaso de plata con una exquisita decoración cincelada. Mezclados con estos recipientes figuran el cuchillo, con su correspondiente funda, y el reloj abierto, que figuran en Bodegón con tazza de plata, copa Roemer y ostras. Los alimentos representados son los habituales en estos bodegones, si bien llama la atención la ausencia del limón, generalmente la única nota de color local en la gama de tonalidades verdosas y marrones propia de los "bodegones monocromos".En relación con los objetos representados, la copa "a la veneciana", el reloj y el cuchillo también aparecen en la P02756. El vaso de plata, en un bodegón fechado en 1632 (Wallraf-Richartz-Museum) y en otros dos, fechados respectivamente en 1635 (Munich, Alte Pinakothek) y en 1638 (paradero desconocido). En cuanto a los alimentos cabe señalar que las aceitunas aparecen en un bodegón anterior, fechado en 1630 (colección privada), y luego desaparecen de la obra de Heda hasta la década de 1640.
Figuró, junto con los otros dos bodegones de Heda hoy en el Museo del Prado -Bodegón con tazza de plata, copa Roemer y ostras (P02756) y Bodegón con tazza de plata, jarra de cerveza y naranja (P02754)- en la colección del infante don Luis de Borbón (1727-1785). Pasaron por herencia (1797) a su viuda, María Teresa Vallabriga y Rozas (1759-1820), que los hace llevar a su casa del Coso de Zaragoza y allí permanecen hasta su muerte. Después, en cumplimiento de su deseo testamentario, fueron devueltos al Palacio de Boadilla. Pasaron por herencia a su hija María Teresa de Borbón y Vallabriga, XV condesa de Chinchón (1780-1828), y en 1828 a la hija de ésta, Carlota Luisa de Godoy de Borbón, XVI condesa de Chinchón (1800-1861). En el inventario de bienes de Manuel Godoy (1808) figura un bodegón de Heda, pero no es posible saber si se trata de uno de estos tres. En 1856 fueron trasladados a Madrid, a la casa de la familia, y al año siguiente a la casa de Adolfo Rúspoli y Godoy, XVI conde de Chinchón. Años después fueron devueltos al Palacio de Boadilla, donde constan en 1891. Antes de mayo de 1899 fueron vendidos por Carlos Rúspoli y Álvarez de Toledo, XVII conde de Chichón, al anticuario Pedro Fernández Durán, con cuyo legado pasaron en 1931 a formar parte de las colecciones del Museo del Prado.