El rey David contempló desde la terraza de su palacio a la bella Bethsabé, que se encontraba desnuda bañándose. Preguntó por ella y le respondieron que se trataba de la mujer de Urías el jeteo, respuesta que no desanimó al rey, que la mandó llamar y durmió con ella, quedando Bethsabé embarazada. David envió a Urías a la muerte, dejando así libre el camino para tomar por esposa a Bethsabé (II Samuel 11, 2-5). Giordano ofrece una versión amable del pasaje bíblico, dando relevancia a los elementos exóticos, anecdóticos o decorativos, donde sólo la sensualidad de Bethsabé remite a la escabrosa historia narrada en el Libro de Samuel. Es obra que sufrió mucho en el incendio del Alcázar de Madrid (1734).