Retrato del emperador Adriano con coraza y manto. Repite el modelo original del Museo Nazionale de Romano y del Museo Nazionale de Nápoles, pero es mucho más libre que las otras dos versiones del Museo del Prado. Aquí aparece mirando de frente, no ligeramente hacia la izquierda como los otros, y carece de la expresión característica de los retratos de Adriano. Hübner (1862) lo publicó como antiguo; Barrón (1908) opinó que era una obra sin terminar y Ricard (1923) que la cabeza es antigua, la inscripción apócrifa y la denominación de Barrón errónea. Este último autor lo incluyó entre la obras traídas por Velázquez. Blanco (1957) y Blanco/Lorente (1969) lo catalogaron ya como moderno. Se trata de una de las muchas copias realizadas en serie para emular la Antigüedad.
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