Escritorio castellano, al frente descubierto, el cual se encuentra distribuido en tres calles (las dos laterales más anchas que la central), estructuradas las de los extremos en tres filas de cajones respectivamente, y la central en puerta sobre cajón. Cada uno de los cajones está constituido por columnas pareadas situadas a ambos lados, torneadas y policromadas con una banda negra en las zonas de capitel y base respectivamente. Sobre las columnas, aparecen arcos de medio punto que se unen entre si con una pieza formando un arco rebajado que enmarca el espacio central. Esta pieza que configura los tres arcos en cada cajón va tallada con técnica de uñadas a golpe de gubia y parcialmente dorada como otra parte del cajón.
El frente de los cajones va decorado con dibujos geométricos en torno a los tiradores, con piezas embutidas y policromadas, así como el fondo, que también tiene policromía.
La calle central está realizada a la manera de retablo con una puerta organizada a modo de portada, con frontón partido y rematada en volutas; entabablamento quebrado; uso de columnas torsas iguales a las de los cajones y ménsulas que sirven de apoyo a las tres columnas que hay a cada lado. Toda la portada queda enmarcada con mulduras de talla de motivo geométrico y repetido, intercalándose entre ellas piezas embutidas de hueso policromado.
Abriendo la puerta se accede a los dos cajones que conforman el secreto del escritorio. Estos diferentes de los exteriores en cuanto a su composición. Están configurados por dos cuadrados enmarcados por tiras talladas con la misma técnica de golpe de gubia que el resto; dentro de los cuales aparece un motivo decorativo: la flor polilobulada.
Decorativamente estos cajones responden al mismo sistema que el resto: dorado y policromado. Las cantoneras, asas, tiradores y bocallaves son de hierro batido sobre fondo de terciopelo rojo.
Es un tipo de escritorio de muestra descubierta, es decir, que no ha tenido nunca tapa frontal abatible, por lo que todos sus cajones se cierran con llave.

Representa una evolución popularizada del escritorio dorado y policromado y deriva del tipo de escritorio de la serie columnillas, el más popularizado como genuinamente español. Estos escritorios de columnillas proceden de los escritorios con decoraciones arquitectónicas del clasicismo severo de finales del XVI, que se van abigarrando y coloreando durante el primer tercio del XVII. Aunque no se conocen exactamente los centros productores, se suponen fabricados desde finales del siglo XVI y durante todo el XVII. Tradicionalmente se consideran realizados en Salamanca.

Ejemplares similares se encuentran en los Jesuitas de Alcalá de Henares, en el Museo de Vic y en el de Artes Decorativas de Barcelona, ambos con columnas salomónicas, y otro más pequeño procedente de la colección Muntadas en el mismo museo y en la venta de la colección Almenas.

El escritorio se acompaña de un soporte denominado de pie cerrado (Museo del Greco), conocido también como taquillón. Es un armario bajo que generalmente suele tener la misma anchura que el escritorio, formado por dos cajones y dos puertas, realizado en madera de nogal y pino. De forma rectangular, su frente presenta una decoración geométrica de rombos inscritos en un rectángulo, ocupando cada sección y rodeada por una talla de cadeneta. En los laterales presenta asas laterales de transporte. Tiradores de hierro así como en los cajones y puertas, con forma de piña. Bocallaves de hierro con dibujo geométrico sobre fondo de terciopelo rojo (Cat.: Pérez Mateo, Soledad. 2-07-2007).